16 nov 2015

Vietnam: Día 5. Pagoda del Perfume y a Sapa.

Día 5: Pagoda del Perfume. Camino a Sapa.

Hoy no hemos dormido bien. El aire acondicionado parecía no funcionar demasiado bien...Pero uno no se percata de esto después de refrescar el cuerpo con unas Bia Hoi la noche anterior :) El famoso caloret hizo acto de presencia y nos dio la noche. Consuelo...ya dormiremos en el autobús nocturno a Sapa. Juas (risa irónica).
Dejamos las mochilas preparadas para que al volver de la excursión e irnos pitando al bus destino a Sapa. No os penséis que nos hemos saltado el desayuno. Es la comida más importante del día junto con el almuerzo y la cena :)

Pagoda del Perfume

Tras recogernos en el hotel, tendremos que pasar a recoger a otros 15 guiris de varias nacionalidades...se hace pesado. El guía irá contando detalles diversos sobre el país y cultura vietnamita. Así que de echarse una siesta autobusera...nasti de plasti (toma ochenterismo).
Como toda buena excursión que se precie, paramos para ir al baño (como marca el IMSERSO es importante parar después de una hora de bus) y el que lo desee comer algo en la peor estación de servicio de la zona: no por cutre pero por estar llena de autobuses, extranjeros y tener muy poco encanto. No es que las estaciones de servicio sean un reclamo turístico relevante pero unas tienen más personalidad que otras y entre que fisgas y no se pasa el rato. En ésta lo más interesante eran unas Pringles. Vaya asco de sitio maloliente y con souvenires. La gente come como que no hubiera mañana, y si hubiera mañana dejaría de haberlo porque también se lo zamparían los muy tragaldabas. Además comen al precio que sea sacrificando la calidad si fuese preciso. 

Tras esta paradinha, nos adentraremos un poco en el ámbito rural para llegar al punto donde nos esperan las barcas que nos llevarán por el río hasta la pagoda. 
La propaganda socialista está muy palpable.

Zonas rurales de Vietnam
Entramos 6 turistas 6 (king size el que más y queen size la que menos) en una barquichuela metálica comandada (y gondoleada) por una mujer vietnamita que tenía tantos años como kilos multiplicados por 2 y cuya suma de años y kilos da 90. (Solución: 60 años, 30 kilos). 

Un señor francés majete, de unos 60 años se caerá al ser el primero en montar. Se lleva un buen golpe dentro de la barca y el resto del autobús ríe la desgracia ajena desde el embarcadero. Los españoles no (juas, ironía). 

No hace mucho sol. No hace calor. Pero todos sudamos la gota gorda, así que sí que hace calor. Ahora sí parecemos Rambo: Estamos en Vietnam, surcando los ríos, y no sentimos las piernas  por el reducido espacio de la barca y por ir sentados en un tablón de 10cm de ancho; bueno, tablón lo que se dice tablón...dejémoslo en tablilla. Dada la inestabilidad de la embarcación no nos podemos menear mucho.  Conclusión: Más de una hora quietos, al calor, con las piernas entumecidas pero disfrutando a tope del paisaje. La verdad es que compensa. 
El río está crecido y rodeado de vegetación y vemos la escalera del agua por el agua y hacia el agua :) Curioso. El agua cubre buena parte de las farolas y anega pequeños templos.
Tras bajarnos de la paterilla alcanzamos el teleférico. Al desembarcar, el guía le dice a uno de los mari-británicos: "ladies first" con lo que la chanza y la risa se apodera del resto de la tripulación :D
Tenemos los billetes de subir y bajar incluidos en el precio. Acierto! porque aunque la vegetación es exhuberante, el camino a la cima de la montaña donde está la pagoda está llena de puestos de souvenirs y el calor es muy pegajoso...encanto nulo. Al menos desde el teleférico disfrutamos de unas vistas espectaculares. 
Vistas desde el teleférico

Tras contemplar el entorno desde la estación del teleférico, subimos y bajamos unas cuantas escaleras y nos metemos en la Pagoda. Es impresionante y digna de ver. Todo un templo metido dentro de una gran cueva, donde la vegetación cubre el cielo y la humedad vaporizada ambienta y refresca. 
Bajando a la Pagoda

Desde dentro de la cueva
Al salir de la cueva estaba pactado comer en un restaurante de allí. Todos los turistas del grupo a la mesa y en el medio nosotros, los españoles, que acabamos haciendo migas con todos. De no haber sido por nosotros ni Perry hubiera levantado la cabeza del condumio. ¡Pero qué majos somos!
El menú fue un poco...básico: tofu con tomate, pollo con verduras, pescado de río y tortilla francesa, además del pertinente arroz cocido que fue de lo mejor. El pez de río ni probar. 
Pero...si habéis leído la entrada anterior sabréis que llevábamos contratado el Circuito Deluxe lo que supondría que la barca y la comida habría de ser mejor que la media. Juas (risa irónica). 
Todos fuimos igual y comimos lo mismo. ¿Estafados? Como consuelo nos queda que hubo gente que pagó bastante más que nosotros por lo mismo: japoneses tan honorables como pardillos o franceses que pagaron 5$ más y el suyo no era de luxe, aunque íbamos en la misma barca y comimos a su lado.
En general la excursión estuvo bastante bien, perdiendo un poco su encanto por hacerla en grupo. Además si se aligerase y no se hicieran tantas paradas podría hacerse en la mitad del tiempo. A veces es preferible algo Express que algo De Luxe. 
Los paisajes del entorno nos gustaron mucho. Arrozales, gente trabajando el arroz y arroz secando en la carretera, montañas al fondo...  ¿Será un preludio de lo que encontraremos en Sapa?

Vuelta a Hanói y Sapa-bus.

A la llegada a la capital el hotel nos cedió una habitación para ducharnos y cambiarnos. Ya podíamos importar esto de Vietnam a nuestros hoteles. ¡Qué maravilla!
Tuvimos tiempo para comer un bocata de tortilla callejero. ¡Otra maravilla!

BUS A SAPA (nocturno)
Pueden surgiros preguntas: ¿Bus cama? ¿Doble piso? No!!! Literas! 3 filas de literas y 2 camas triples al final. Nos ubicamos en las triples, que era lo único que quedaba vacío y pensábamos que no se iba a llenar. Juas (de nuevo).
Nos sentíamos cual Sires (a falta de batín de seda, un té con pastas y The Financial Times) en nuestra litera de cama triple....hasta que se montó un holandés pelirrojo al que le olían los pies con una intensidad equiparable a una factoría de queso Gouda. Así empezaba un gran viaje. 
A los diez minutos yo ya no sabía como ponerme. Las literas no son como parecen. Además...¿por qué viajamos ahí? Aunque estábamos cansados del día no podíamos venirnos abajo por tan poco. Siendo prácticos y pensando en verde tampoco hay muchas más formas de ir...está el tren cama compartido que tarde 8 horas + 2 de bus, o nuestro bus de 6 horas. ¿Será mejor lo Express o lo De Luxe esta vez?
Para colmo en la litera de arriba hay 3 alemanas. 
Bus nocturno. Con buenas luces de colores

Llegamos a Sapa a las 3 a.m. bastante antes de lo previsto. Sólo hemos tardado 5 horas. Los nervios y la mala uva se apoderan de mi ser pues no he pegado ojo en toda la noche y para colmo no nos dejan bajar del bus (hasta dentro de 2 horas). Hace calor. La gente ronca. Y huele a pies. Maravilloso. Juas. Pero doy fe que hubo gente que durmió del tirón.
A las 5 comienzan a llegar mujeres de la etnia monk (autóctona de la zona). Con sus trajes típicos. Empiezan a asomarse por las ventanas del bus para localizar a sus posibles "víctimas". Se trata de las mujeres que harán de guías para las rutas por Sapa y que ofrecen sus casas a modo de pensiones más conocidas como guesthouses. Nosotros, como es habitual, no tenemos nada reservado.

¡Que empiece el siguiente día!

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