16 oct 2015

Casa Mingo. Pollo y Sidra en Madrid.

Disfrutando de su comida batallera desde hace más de un siglo.

Tipo de comida: Tradicional pero sencilla. Para salir del paso. Croquetas, pollo asado, tortilla. O una fabadita! Algunas especialidades asturianas. Variedad de sidras para acompañar. 

Localización: Casa Mingo. Paseo de la Florida 34, 28008 Madrid. (Zona Príncipe Pío). 




Rango de precios: Asequible (por ejemplo 7.5€ un pollo para comer en barra o llevar). Los precios difieren de la barra a la mesa.


Mis impresiones:


Se trata de un almacén-bodega antigua, con solera. Pero bien conservado y lo que es más importante: cuidado. En ocasiones la línea que separa lo castizo de lo cutre es muy delgada, pero este no es el caso.
El local aún hoy conserva los barriles originales. 
El lugar merece una visita, por ejemplo un día de esos que es festivo y uno no sabe qué hacer para calmar su hambre dominical. Se come rápido (si hay fila para las mesas puedes buscar un hueco en la barra) ya que los platos salen casi al instante cuando los pides. 
El local dispone de terraza, mesas fuera a resguardo de un toldo, las mesas de dentro y la barra, lo que hace que aunque el número de comensales sea elevado, las esperas sean rápidas. 
La barra aunque seguramente no sea centenaria, vestida de acero, aparenta tener sus años. Data de cuando los españoles éramos más bajitos pues la altura de ésta no supera los 130cm.  


Un reloj de Coca-Cola da la hora desde hace décadas. Es totalmente retro. Recuerda a la bombilla que luce en la estación de bomberos de California desde hace más años que la tos.
Resulta muy curioso ver el asador de pollos en su propio habitáculo dentro del restaurante, con su horno y sus dos operarios sirviendo por una ventanita. Hay que acercarse ahí para comprar el pollo, tanto si lo quieres para llevar como si lo quieres para comer en el local. Un punto de autenticidad del local lo otorgan los maeses polleros, con pinta de haber estrenado el reloj de Coca-Cola que os comentaba más arriba, que descuartizan y sirven pollos hasta llegar a las 200 o 300 piezas diarias (dicho por la dirección del restaurante).
La factoría de pollos embebida en el restaurante.

El descuartizador de pollos.
Sin duda se trata de un sitio de los de toda la vida (y más allá), donde las mesas rotan rápido y que abre desde las 12 de la mañana hasta las 12 de la noche ininterrumpidamente.
Por cierto, existe un cartel bien visible cerca de la caja registradora en el que hace bien patente que está PROHIBIDO CANTAR.Esto da una idea del tipo de cenas y comidas que han debido fraguarse aquí y de las cuales algunas habrán acabado como el rosario de la aurora.

Puntuación del local: 7.5/10. Auténtico y curioso. Servicio serio y rápido. Limpio.

¡A por la zampa!

Del menú que os he mostrado más arriba y puesto que antes de recalar en este lugar veníamos de tomar el aperitivo, la elección fueron pollo, croquetas y arroz con leche. Fácil, sencillo y para toda la familia.
Las croquetas: El camarero nos respondió con sinceridad a la pregunta "¿Son caseras?". Su respuesta fue "No son caseras pero están muy conseguidas y muy buenas". Nos convenció. 
Así fue. Sinceramente creo que esas croquetas podrían pasar por caseras sin problemas. Eran de jamón. Crujientes y doradas por fuera y la bechamel cremosa y con el grado de untuosidad perfecto. La forma irregular y aspecto manufacturado favorecieron que, a pesar de no ser caseras, estuvieran muy buenas. Puntuación: 8/10.
Las croquetas.
El pollo: El punto del asado lo tienen muy bien cogido (como para no, después de un siglo a razón de varios cientos al día...). Está jugoso y dorado. La carne bien blanca sin atisbos de estar poco hecha o pasada. Muy en su punto. La salsa que acompaña, a mi juicio, queda un pelín sosa aunque el conjunto pollo y salsa está de rechupete. Puntuación 7/10

El arroz con leche: Se trata del postre astur por excelencia. Contundente pero díficil de resistir a sus encantos. De nuevo le preguntamos al barman si el postre era casero. Y de nuevo la respuesta negativa y mismo argumento: "No es casero pero está muy rico. La gente lo pide mucho y queda muy contenta". Pues había que probarlo. 
Servido en un bote de cristal, con su tapa y todo (con el nombre del productor asturiano y todos los detalles), al abrirlo lo primero que llama la atención es su toque de canela y su quemadillo. De primeras el sabor no es como el del arroz con leche que todos tenemos en mente. El elemento bajo estudio se trataba de un producto más cremoso y con el arroz más reblandecido. Al principio uno no se acostumbra pero al final, en la parte de abajo, más reposada, del postre el nivel de disfrute alcanza un buen nivel por lo que el postre salva la situación con creces. Eso sí, donde este un arroz con leche de los de casa...que se quiten estos inventos! Puntuación: 6,5/10. Si fuese casero tendría más mérito.

Conclusiones:
Casa Mingo no es un sitio para ir muy frecuentemente pero es de esos que de vez en cuando apetece ir...por su comida y por su ambiente. Además que la comida acertada la tienes garantizada y la variedad da de sobra para poder quedarte muy a gusto después de una buena comilona. Además también ponen comida para llevar! 
Repetiré seguro.
Puntuación total: 7,5/10



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